Historia

Nuevamente la mejor defensa del año, con “Superman” Marín, “Nacho” Flores, “Confesor” Cornero, Toribio, Rubio, López Malo y Mora como estandartes del equipo sublíder.

En la segunda fase avanzamos a la final tras terminar primeros sobre el Atlante, Neza y Tampico, y otra vez, un nuevo rival en la Gran Final: los Tigres de la UANL.

Un triunfo agónico en el Volcán en la ida, gracias al gol al 86’ de Rodolfo Montoya, nos dio la ventaja rumbo a la vuelta, el 13 de julio, de regreso en el Azteca. Fue un partidazo: dos veces Cruz Azul se puso a tres goles de distancia, pero dos goles en los 10 minutos finales acercaron a los Universitarios. El final: 3-3, 4 a 3 en el global, con Montoya anotando tres de los cuatro goles Azules.

Séptimo título de liga, todos en un periodo de 11 años.

El adiós inesperado a una leyenda. Miguel Marín, quien había sufrido un paro cardiaco en diciembre de 1980 que lo alejó seis meses de las canchas, se despidió de la afición Azul el 6 de junio en un lluvioso partido ante el Guadalajara, mismo equipo ante quien había debutado en México casi 10 años antes. Solo fueron unos minutos, pero significaron el final de la brillante era del “Gato” Marín: 306 partidos, 298 goles recibidos (uno, muy famoso, de él mismo), y siete títulos levantados como guardameta Celeste.

Aun sin Marín por media temporada La Máquina fue, por tercer año seguido, la mejor defensa del campeonato.

Terminamos primeros del Grupo 1 en la segunda fase, por encima del Zacatepec, Toluca y los superlíderes Tecos, con lo que llegamos a una tercera final consecutiva. Tres finales seguidas en dos ocasiones distintas es algo que solo Cruz Azul ha hecho en la historia de México.

El rival era un viejo conocido: Pumas. Ganamos en el Azteca, pero ellos cobraron venganza de la final de 1979 y dieron la vuelta en C.U.

Tras varios años de ser animadores en liguillas, y de que varios exjugadores Cementeros fungieran como entrenadores, tales como Miguel Marín, Enrique Meza, Alberto Quintano y Héctor Pulido, con este último regresamos a una Gran Final tras seis años de ausencia.

El 1 y 2 de la temporada regular se encontraron en la instancia final: Guadalajara y Cruz Azul. La Máquina solo perdió cinco veces en los 40 partidos de liga. Avanzamos dramáticamente sobre Tecos, en cuartos, y sobre el Atlético Morelia, en semifinales; en ambas ocasiones sobreponiéndonos a un 0-2 en contra.

Con un triunfo, los Celestes hubiéramos empatado a las Chivas como el máximo campeón del país, pero, pese al agónico triunfo en la ida en el Azteca, el rival se llevó el título en el partido de vuelta en el Estadio Jalisco.
Fue un Cruz Azul distinto, ya que solo Ignacio Flores y Sergio Rubio tenían experiencia previa como finalistas con el equipo.

Otro Cruz Azul diferente. Solo Pablo Larios, en la portería, Edgardo Fuentes, en la defensa, y Armando Romero, en la media, jugaron ambas finales ante Chivas y América. Tampoco Pulido repitió; esta vez fue Mario Velarde, el cuarto entrenador en llevarnos a una final.

Tras quedar séptimos en la temporada regular, avanzamos a la Gran Final tras ser primeros del Grupo B en la segunda fase, superando al Tampico Madero, Pumas y Atlante. Fue una final épica, un reencuentro 17 años después entre América y Cruz Azul. Dos partidos de más de 100 mil personas cada uno, ambos en el Estadio Azteca, vieron un total de nueve goles. El global de 5-4 le dio el título al rival.